Al iniciar un negocio, la tendencia es la de minimizar los gastos. Así se hace más fácil obtener algún beneficio y limita las pérdidas en caso de que el negocio fracase. En los primeros días, es normal tener un mayor control de los costes en todas las áreas. Pero, poco a poco, las cosas pueden cambiar (incluso en un espacio corto de tiempo) especialmente si una empresa crece e invierte en la contratación de personal.
Con tantas cosas compitiendo por su atención, el dueño de un negocio puede dejar de llevar la cuenta sobre todos los gastos. Las ineficiencias pueden empezar a aparecer también en los sistemas de gestión. El resultado neto es que el negocio pierde dinero (a menudo sumas importantes) al pagar demasiado o comprar cosas que no se necesitan.
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